Nuestro fin: La cultura en todas y cada una de sus manifestaciones


SEGUNDO PREMIO: Josefa Martin Gómez

Sus relojes marcaban las 10:00 en punto de la noche cuando entraron en la habitación del hotel.

Éste era un  viaje muy especial para ellos y por eso habían reservado la habitación nº 30. Al entrar en ella, tuvieron una agradable y acogedora sensación. Las paredes estaban pintadas del color del mar y la tela que formaba el cabecero de la cama contenía armónicos dibujos en tonalidades azules que transmitían dulzura y equilibrio.

Soltaron las pesadas maletas sobre el suelo y Manuel se dejó caer en un pequeño sillón cercano a la cama. Cerró los ojos y por un instante sólo fue capaz de pensar que estaba un poco cansado. Valentín, se acercó a la ventana, con suavidad corrió hacia un lado la sutil cortina color vino. Centró su vista en lo que sucedía a través del cristal y con tono de sorpresa casi gritó  ¡Qué bonito!

¿Qué ves? preguntó Manuel desde el sillón donde reposaba.

Es un patio precioso, con un pequeño escenario cuya boca es arqueada. Una gran pantalla cuelga de la pared que tengo enfrente. Hay mucha gente guapa sentada en sillas creando un semicírculo.

En este momento están subiendo al escenario un grupo de bailarinas vestidas con faldas color lila y camisetas blancas. Llevan el rostro cubierto con vaporosas gasas de intensos colores. Sus movimientos son suaves y acompasados. Comienza a sonar la música ¿la oyes?

Tal vez, contesto Manuel desde el sillón donde permanecía con los ojos cerrados comenzando a imaginar lo que Valentín le contaba.

No importa, yo te narraré lo que está sucediendo:

La música tiene un agradable ritmo, las bailarinas mueven  grácilmente sus cuerpos. Parece que cogen jugosas frutas de un árbol y se las llevan a su boca para morderlas. Ahora crean un círculo, sus brazos ascienden y bajan lentamente formando una cascada de  deseos.

¡Que hermoso! Se elevan cientos de globos de colores que se cruzan con cintas de papel moradas, rojas y amarillas.

Ahora se ponen todos de pie y bailan muy animados. Visten elegantes ropas festivas.

Espera, espera... Se apagan las luces del recinto  y comienza la proyección sobre la pantalla. Aparece en escena Jaques Perrin.

¡OH! “Cinema Paradiso” este drama es una excelente declaración de amor al cine. Algunos de los ardientes besos que ponen fin a esta película parece que van a salirse de la apantalla y derramarse entre los espectadores que los contemplan anonadados. Comenta Manuel desde su sillón.

Durante un momento surgió un silencio sosegado, esos silencios que a veces sigilosamente se filtran en los habitáculos de los amantes y los colman de placer.

Sigue, por favor, contándome lo que ves.

Están pasando una recopilación de escenas de películas románticas de los años 50 y 60. En este nuestro país, cuando  vivíamos  y sentíamos como había dicho Antonio Machado “Una de la dos Españas ha de helarte el corazón”. Se encienden nuestros corazones viendo y sintiendo hermosas historias de enamoramientos a través del cine. El llamado séptimo arte moldea artísticamente el lenguaje universal del amor: las miradas, las muecas, los gestos, las caricias… múltiples expresiones corporales que aderezadas de mimo y dulzura se convierten en la esencia de la vida. Nadie puede controlar los sentimientos amorosos. Ni los más retrógrados dictadores de la historia han sido capaces de castrar a los locos amores. Tal vez, han reprimido sus manifestaciones públicas pero nunca han podido con su espíritu.

¡Que escenas tan hermosas están proyectando en este instante! Han cambiado de época. Ahí está Meryl Streep en Los Puentes de Madison. Ella misma, junto a Robert Reedford en Memorias de África. Dos estupendas historias de amor con emocionantes momentos y también algunos instantes de zozobra. Porque donde habita el amor siempre hay un recoveco donde se recuesta el desamor.

¡QUE MARAVILLOSO ES EL CINE! se dice para sí mismo Manuel.

¡¡OH!! Ahora se eleva un inalcanzable y precioso arco iris.

Manuel se incorporó de su sillón y en un impulso hábil se acercó a la ventana. ¿Cómo es posible qué estén sucediendo tantas cosas maravillosas en esta noche? Al mirar a través del cristal se estremeció y retrocediendo unos pasos exclamó ¡¡pero si sólo se ve una estructura de cemento!!

Valentín, se acercó a él y suavemente le susurró: calla, cierra los ojos. Esta noche seré yo el que mire el mundo por los dos. Lo más real que sucede en nuestras vidas es aquello que fraguamos en nuestro imaginario.

Esta noche rebobinaré mi pensamiento y con pequeños trazos de nuestro ayer crearé los relatos más hermosos que jamás escuchaste. Esta noche seremos los actores de nuestras películas favoritas, seremos las notas de las melodías que nos encandilan. Esta noche descansaré en los meandros de tu cuerpo y no pararé de cuchichearte lindas historias hasta el amanecer.  Cuando despiertes, mañana, quiero que tengas la certeza de que no solamente te he dado mis días de luz, sino que también te he entregado lo más sublime que poseo  “todos mis sueños”.

Título de la película "Declaración a los Treinta Años de Amor".

 

                            Josefa Martín Gómez.